sábado, 10 de abril de 2010

VII

Inmediatamente después de mi traslado a una cárcel oficial fui aislado con otros 4 degenerados, los otros cuatro marcados, delincuentes reales, desgraciados en toda la extensión de la palabra, gente que sí merecía esa marca o almenos eso creía yo.
Y que con el paso del tiempo culpables o no, se convertirían en mi mas grande posesión obviamente después de ti, mi amor.

Nuadu, el vivo retrato de Thor, cargador del muelle por el día y peleador clandestino por las noches; el campeón invicto, número uno en las apuestas y favorito de la Treffer; todo eso, justo antes de que 7 frustrados fanáticos robaran a su hija; pequeña, apenas 3 años cumplidos y la amenazaran de muerte si no perdía... 
Obviamente eso no sucedió y su hija fue asesinada. Al cabo de unas horas Nuadu ya estaría marcado y encarcelado bajo los cargos de 6 homicidios sumamente violentos. Como ven; por desgracia, aún hay un sobreviviente. Espero no por mucho.

Daghda era el obeso más repugnante de este lado del mundo, con el peor aspecto humanamente posible, una peste incisiva y también el más noble de los corazones. Su único error fue haber seguido su corazón y haberse casado. Para su desgracia, él no era el yerno ejemplar y su suegro era el terrateniente más rico de la ciudad. Fue acusado de secuestro y de herejía al intentar someter a su hija a un extraño rito con fines desconocidos; que yo más bien llamaría boda.

Lugh era el más... el más... no sé como llamarlo... él era un niño rico que huyó de su casa, se dedicó al alcohol, al opio y a enamorar damas con fines de lucro. Era el más joven y el más apuesto de los 5. Aunque serlo no significara un gran reto, también era el más educado (aunque eso tampoco lo fuera). A sus escasos años debía más dinero del cual alguna vez imaginé junto. Robó princesas de los castillos austros y estafó a los más grandes economistas del siglo sin siquiera esforzarse. Fue atrapado dormido en un hotel de paso y condenado a no-se-cuantos años.

Y Fal; casi nunca hablaba, medía casi la mitad de Nuadu y pesaba lo que las barbas de Daghda. Era un navegante soñador, incrédulo e inocente, frágil y demasiado valiente, valentía que se podía confundir con estupidez. Fue timado por unos maleantes que le prometieron el navío más grande del golfo a cambio de una minúscula cantidad de monedas; y en efecto, se lo entregaron. Solo que sin especificar que era el navío favorito de las fuerzas armadas y que llevaba más de mes y medio extraviado. Además de eso, Fal era médico de hierbas y se dice tenía poderes Elementales. La mitad de eso hubiera sido suficiente para encerrarlo para el resto de su vida, la brujería estaba muy mal vista por el gobierno. A veces, sentía lástima por él.

Juntos sobreviviríamos y planearíamos durante el tiempo ya mencionado un plan de venganza específico para cada uno de nuestros casos. Así Nuadu, Daghda, Lugh, Fal & yo, Athruithe (que significa cambiante) demostraríamos que "La Prisión Definitiva" no lo era del todo.
VI

Cuando vives en las calles y a expensas de la caridad de los demás aprendes muchas cosas, cosas que no te enseñan en ningun colegio. Aprendes que la gente es mala, que debes de ver por ti mismo, que no hay que confiar en nadie por sus palabras si no por sus actos y que la única forma de obtener algo, es peleando. Pero lo más importante con lo que debes de aprender a vivir es que el destino no existe, o por lo menos no en las calles. 

Lo que debes de repetirte todas las noches: hoy sobreviví, espero que mañana también...

¿No me crees? Yo tampoco lo creía, hasta que un día me encontré embelesado con la vida, durmiendo con la luna, inhalando sueños, exhalando fantasías, cegado por la belleza, viviendo la filosofía-de-mis-emociones, enamorado de esos ojos negros que destellan luz, luz neón, luz neón que alimenta mi esperanza. Y días después; mal comido (lo cuál no quiere decir que en algun momento haya estado bien alimentado), encarcelado como una bestia, aislado con estos psicópatas...
Y aunque realmente me desagradaba bastante la idea de estar ahí; tengo que aceptar que, después de 6 años 11 meses y 3 días terminaría aceptando este lugar como mi hogar y a esos sucios bastardos, como mis hermanos.

Quizá pueda decir que fui contagiado o que fui victima de una violenta domesticación. O quizá sea que ahí la gente se rige por sus propias emociones, por sus intintos, no hay máscaras, no hay mentiras.

Existían 3 reglas básicas en ese sucio calabozo. Había más cosas que NO podías hacer de las que se te permitían; pero si podías con estas tres, todo te resultaria un poco más fácil:

1. El coraje te trajo aquí; es lo único que te queda, así que defiéndelo.

2.Busca a alguien por quien esto valga la pena, si lo encuentras el final será más feliz.


Y por ultimo:

3. Jamás traiciones.