lunes, 18 de octubre de 2010

XI

A pocos días de que mi contrato con el dueño de la posada terminara Julh me dijo que se ausentaría por un par de días pero que volvería para solucionar mi falta de vivienda y comenzar con mi principal preocupación que era iniciar mi búsqueda..
Inmediatamente después de que se fuera comenzaron a correr diferentes rumores de que si Julh había muerto, que si su novio en turno la había asesinado, que si un enemigo profesional la había estrangulado, que si un dueño de bar la había secuestrado para obligarla a cantar todas las noches… yo solo esperaba que ninguno fuera verdad y que volviera pronto.
Ese par de días transcurrieron y mi preocupación de que los rumores fueran ciertos incrementaba de una manera impresionante. Quedaban 2 horas para que oficialmente mi contrato expirara y me encontrara exactamente igual a como había llegado (tal vez con uno o dos kilos de más), mi temor por el bienestar de Julh era un suplicio, me mataba la desesperación cuando por mero impulso abrí un cajón de la repisa de la derecha casi como sabiendo que encontraría algo y así fue, encontré una hoja doblada en 3 partes con mi nombre escrito; era de Julh.
Athruithe:
Si estás leyendo esto antes que nada te pido una disculpa, bueno no, dos disculpas.
La primera porque te mentí, muchas veces. De verdad lo siento.
Y la segunda por haberte fallado y no haber regresado en el lapso prometido.
Repito; si lo estás leyendo significa que mi plan fracasó y que ahora me encuentro muy lejos de ti. Eres la mejor persona que pude haber encontrado en este lugar y agradezco infinitamente el haberme interpuesto en tu camino; jamás cambiaría ninguno de los momentos que pase contigo que sí, pocos pero invaluables. Y solo por eso creo que te mereces una explicación.
Comenzare aclarando que mi nombre no es Julh,si no Julianne y no, no soy huérfana tengo a mis dos padres o por lo menos los tuve y no, tampoco soy del norte, soy de las tierras Austras; tal vez nunca hayas escuchado de ese lugar y es porque el gobierno lo tiene escondido, es una resistencia de extranjeros que se independizaron hace ya algún tiempo, pero que con el pago de impuestos se mantiene en una posición política neutral y pacifica con las demás republicas y que se encuentra  a varios kilómetros de la capital .Mi padre es el monarca de ese pequeño imperio, mi madre se separo de él y hace ya algunos años que no se de ella; ni siquiera sé si viva aun. Soy la 3ra de 4 hijos, todos varones; exceptuándome, dedicados a la política seguramente con los cuales perdí comunicación desde que decidí huir de mi hogar. Debido a que es una nación independizada no goza ningún tipo de jurisdicción fuera de sus murallas así que me encontraba de alguna manera a salvo. Hace una semana recibí un montón de cartas firmadas con el nombre de soltera de mi madre e incitada por la curiosidad y tal vez la nostalgia me decidí por ir a buscarla…
Te vuelvo a pedir disculpas; porque si estás leyéndolo, significa que falle en todos los aspectos. No me queda más que esperar que me otorgues el perdón y quizá entiendas mis motivos. Te deseo mucha suerte con tu búsqueda; espero que seas muy feliz alado de tu mujer y obviamente Espero volverte a ver algún día.
Firma con mucho amor Julianne.
Unos labios rojos marcaban el final de la carta y de uno de los tragos más amargos de los últimos años. No sabía que hacer ni que pensar, salí de la posada sin anunciar mi partida y camine… camine y camine, camine mucho hasta que perdí sensibilidad en los pies, en las piernas y eventualmente la conciencia.
Desperté en un lugar que no conocía, siendo atacado por un montón de piedritas lanzadas por un grupo de niños; parecía un parque, alcance a visualizar una fuente. Sufría de un dolor sumamente intenso de la cintura para abajo pero era más mi dolor interno. Julh se había ido, sin decir adiós; justo como yo lo había hecho con mis amigos lo cual me hacía sentir cien veces peor. Pero Julh que ya no era Julh sino Julianne por lo menos tuvo el valor de hacer una carta…
…Ojala las últimas palabras que le dije hubieran sido más expresivas.
Volví a desmayarme
Volví a despertar y esta vez Me levante ignorando el dolor. Me dirigí a un lugar más solitario y callado. Medite, pensé y repensé las diversas posibilidades de que lo que Julianne había escrito fuera real, había escuchado hablar de ese lugar pero siempre pensé que era un cuento, un mito con el que jamás me vería envuelto. Llego la noche y con ella un frio infernal, el dolor ceso solo debido a que la mitad de mi cuerpo yacía casi congelado e insensible; pudieron haberme acuchillado unas treinta veces y yo no hubiera sentido ni un rasguño. La temperatura bajó aun más, yo no había comido ni bebido un sorbo de agua mi cuerpo se comenzaba a relajar, ya no sentía ninguna de mis extremidades y me costaba trabajo respirar. Mi estado era más o menos como el de una piedra, estaba tirado en medio del bosque casi congelado y  sin nadie cerca que me ayudara a terminar con este tormento. Una niebla insipiente cayó y un aire infernal arraso con el bosque. La vista se me nublaba y extrañamente lo único en lo que pensaba era en que el soneto que había escrito para Julianne tenía severas fallas en cuanto a métrica; que ironía. Empuñaba con todas mis fuerzas la carta de Julianne, esas fuerzas desaparecieron y con eso la carta cayo, el viento la arrastro unos centímetros y la volteo. Julianne había escrito la carta sobre un trozo de mapa, un mapa completamente diferente a cualquier mapa que yo haya visto y que a mi parecer hacía referencia más a un juego de mesa que a uno real.
Volví a perder la conciencia...
...
X

Me encontraba ya a diecisiete-horas de donde había dejado a mis amigos, probablemente para este entonces ya se habrían preguntado dónde estoy aunque aun más probable ya lo sabrían ya que con ellos terminé de madurar y pensábamos de igual manera. Mientras, yo que me había escabullido en el primer navío que encontré con rumbo a la capital me encontraba escondido en uno de los botes de emergencia junto a un barril de ron que estoy seguro que más de una vez me incitó a bebérmelo de un solo sorbo, pero debía mantenerme sobrio. Si, me había educado con unos salvajes y ahora sería unas diez veces más difícil de atrapar pero mi masa corporal había incrementado y con ello mis habilidades de ladronzuelo escurridizo se encontraban un poco deterioradas, era más sensato permanecer en paz.

Llegamos a nuestro destino, robe el barril, lo revendí, me escondí en un pueblo cercano y alquilé una habitación asquerosa durante un periodo completo en una posada que no recuerdo bien cuál-era-su-nombre.  Una cama, dos comidas y nadie con el valor de buscarme era más de lo que yo necesitaba. Pasó el periodo y yo seguía sin tener la menor idea de donde podría encontrar a Ailie. Varios planes pasaron por mi cabeza, todos estúpidos e ineficientes. Cosas importantes pasaron durante mi estadía en aquella posada. Volví a estar en forma, comía a diario (cosa que no hacía desde hace ya muchos años), compre o mejor dicho encontré un puñal con el cual defenderme y quizá lo más importante fue que me hice muy amigo de una joven. A lo cual no estaba muy acostumbrado. En mi vida habían existido algunas cuantas mujeres; amores de una noche, ancianas que me alimentaban, mucamas que me discriminaban, un par de enamoramientos leves pero nada comparado con “Julianne”

Julianne era la jovensita de 3 habitaciones a la derecha, más o menos de mi edad, ojos de un verde-aqua poco común dada la región, cabellos rojos como el fuego de noche, delgada muy delgada, una cintura que envidiaría mas de una doncella, de facciones divinas, manos ásperas como las de una roca, bebía mas que varios hombres que llegue a conocer y tenía uno de los temperamentos más fuertes del pueblo; era fuerte como una tormenta de alta-mar pero conmigo era la persona más dulce, considerada y que mejor me había tratado en mi vida. Se dedicaba al entretenimiento nocturno; pero no al entretenimiento carnal, si no al deleite musical. Tocaba la guitarra y cantaba como toda una diosa, trabajaba en los bares y restaurantes más selectos de éste lado de la costa, pero a pesar de su infinito talento dado su pésimo carácter en repetidas ocasiones se encontraba sin empleo. A mi me cuidaba, me aconsejaba y presentaba amigas suyas para que, según ella, dejara mi obsesión aunque a final de cuentas en una borrachera prometería que usaría sus influencias para ayudarme a conocer el paradero de mi-amor. Era una persona formidable, fuerte, decidida y perfectamente congruente en cuanto a pensamientos y acciones; pero tenía un pequeño detalle que compartíamos: el anhelo de amar.

Con ella compartí muchas cosas; lloramos juntos, me escribió una canción y yo un soneto que titulamos “Almas Gemelas”, nos aconsejábamos el uno al otro, ella criticaba mi falta de mujeres y yo la baja calidad de sus hombres, comenzábamos trifulcas en cantinas y huíamos, yo escribía y ella musicalizaba mis letras, yo corregía sus faltas en la coherencia de sus canciones, amábamos a distancia casi con la misma intensidad, organizábamos competencias de Whiskey y un par de veces estuvimos a nada de besarnos y quién-sabe-qué-más.
Después de mi salvaje y ortodoxa domesticación en prisión, podría decir que, ella fue mi salvación.
Jamás la olvidare, lo juro, éramos “Almas Gemelas”
…Julianne…
...



IX


Esa noche me correspondía la guarida de madrugada, escuche varios ruidos que se repetían y se intensificaban a cada momento, podía identificar una canción, una canción hermosa, la melodía más dulce del planeta, la melodía que me enseñaste aquella noche en el barco pero, ¿quién cantaría en medio del bosque a altas horas de la madrugada? Tras un par de minutos de preguntas y respuestas me decidí ir por ir a investigar, desenfunde un improvisado pero letal puñal y me dirigí a los arbustos de donde provenía el sonido; me agazape y desplace silenciosamente, cuando mire a través de ellos te vi, eras tú, mi corazón comenzó a palpitar rápidamente, una gota de sudor helado rodo por mi frente, pasando por en medio de mis ojos y culminando en mis labios, sabia a gloria. Erre en mis movimientos terminando con uno de más que llamaría tu atención,  tu mirada cruzó con la mía, eras tú, no había duda alguna, yo podría reconocer esos ojos de entre un millar. Corrí para abrazarte, me evitaste y escapaste a toda velocidad, intente alcanzarte, pasabas entre los arboles sin voltear haciendo caso omiso a mis gritos y suplicas, jamás te alcance llore con tanta fuerza como mis ojos lo permitieron exigiendo una explicación a tu rechazo.



- ¿En verdad quieres saber el por qué?- se escucho a lo lejos –ven y con mucho gusto te lo explicaré…-

Me incorpore tan rápido como pude y te volví a ver, a escasos 3 metros; apenas me disponía a dar el primer paso cuando…

Bah, ese sueño otra vez…
Era la sexta vez que sucedía y el comportamiento que adoptaba los 2 minutos antes de despertar iba incrementándose haciendo que mis compañeros comenzaran a preocuparse por el estado de mi salud mental. Faltaban dos días para que arribara la primavera,  las montañas comenzaran a deshelar y con eso nuestro escondite perecería y yo, cada vez parecía más débil e incapaz de valerme por mi mismo lo cual representaba una severa complicación para mí y mis allegados; puesto que, si bien, éramos mas que una familia yo no sabía hasta que punto serían capaces de sacrificar sus objetivos por ayudarme y no dejarme caer en la demencia. Pero yo era testarudo y les debía demasiado como para obligarlos a seguirme así que opte por escapar un día antes de la fecha señalada. Sí, me fui sin decir adiós, sin dar una explicación, ni carta, ni disculpas, ni las gracias siquiera… prefería eso a verme forzado a destrozarme el alma diciendo adiós o viéndolos forzados a abandonar sus ideales adoptándome como un invalido.

¿Regresar?
-No puedo- dijo mi corazón.
-No quiero- dijo mi razón.

Era hora de ir por lo que hasta éste momento me mantenía con ganas de seguir; pero a la vez, lo que más me orillaba al colapso.
VIII

No me gusta recordar esta parte de la historia… 
Sufrí, sufrí como muchos lo han sufrido y como pocos han sobrevivido. Pase hambre, abusaron de mi y experimente todas las enfermedades humanas existentes y estoy casi seguro de que al menos dos no-humanas también. Padecí por todo ese tiempo insomnio causado por todos esos encantadores e hipotéticos escenarios creados por mi desesperada imaginación en los que salía y te salvaba de ese desgraciado, las canciones incompletas en las que me venias a buscar, los sonetos descompuestos en los que llegábamos juntos a la eternidad y los deseos frustrados de tenerte una vez más en mis brazos; cabe recalcar que yo era soñador por vocación y que hacer eso era lo que me mantenía con vida, fue así como viví, no, perdón, sobreviví. Pasaba tanto tiempo haciéndolo y lamentándome por ser y existir que jamás me interese en buscar una solución y tomando en cuenta que esperar no era una solución solo restaba enfocarnos en lograr nuestro principal objetivo; encontrar la debilidad de este lugar. Cosa que jamás sucedió puesto que al llamarla "Definitiva" no mentían y fue cuando gracias a aquellos 4 rufianes me di cuenta que si me consideraban un malhechor, como un malhechor me comportaría; quizás una de las peores decisiones de mi vida pero lo logre. Una torre de 19 pisos, cada uno formado por 8 celdas de 5x5 y custodiados por 20 guardias. Nosotros estábamos en el décimo-séptimo en el que sólo había un celda y los cuartos de castigo de los que eramos clientes frecuentes. Piedra solida, sin ventanas y una sola puerta que estaba tan protegida que tenía candados en los candados. Tardamos mucho tiempo pero lo logramos, combinando las habilidades elementales de Fal, la fuerza bruta de Nuadu, las artes delictivas de Lugh, mi rabia (y… pues a decir verdad Daghda no tenia nada servible pero era parte del equipo.) culminamos un décimo día del 4to periodo (perdón si no puedo especificar una fecha exacta pero la verdad es que después del segundo año perdí varias nociones). Fue duro, lo tengo que admitir, peleamos como bestias, matamos inocente tras inocente, personas que solo cumplían con su trabajo, hombres con esposas y seguramente hijos también, sus rostros llenos de sangre buscando piedad visitarían cada una de mis noches de ahora en adelante, sus almas atormentarían mis días, trescientos-ochenta guardias perdieron la vida a manos de 5 animales enloquecidos sedientos de venganza, 5 animales enloquecidos buscando alcanzar su libertad. 
Una vez fuera, sufrimos más que adentro, pasamos un par de años más escondidos en las montañas, el peor clima, la peor comida, la peor cama y el peor lugar para hacer mis necesidades que jamás imaginé. Después de eso y con los ánimos, las ansias y los corazones más calmados, cada quien emprendería su propia búsqueda por caminos distintos que eventualmente nos llevaría a la plenitud; al menos a la mayoría.

sábado, 10 de abril de 2010

VII

Inmediatamente después de mi traslado a una cárcel oficial fui aislado con otros 4 degenerados, los otros cuatro marcados, delincuentes reales, desgraciados en toda la extensión de la palabra, gente que sí merecía esa marca o almenos eso creía yo.
Y que con el paso del tiempo culpables o no, se convertirían en mi mas grande posesión obviamente después de ti, mi amor.

Nuadu, el vivo retrato de Thor, cargador del muelle por el día y peleador clandestino por las noches; el campeón invicto, número uno en las apuestas y favorito de la Treffer; todo eso, justo antes de que 7 frustrados fanáticos robaran a su hija; pequeña, apenas 3 años cumplidos y la amenazaran de muerte si no perdía... 
Obviamente eso no sucedió y su hija fue asesinada. Al cabo de unas horas Nuadu ya estaría marcado y encarcelado bajo los cargos de 6 homicidios sumamente violentos. Como ven; por desgracia, aún hay un sobreviviente. Espero no por mucho.

Daghda era el obeso más repugnante de este lado del mundo, con el peor aspecto humanamente posible, una peste incisiva y también el más noble de los corazones. Su único error fue haber seguido su corazón y haberse casado. Para su desgracia, él no era el yerno ejemplar y su suegro era el terrateniente más rico de la ciudad. Fue acusado de secuestro y de herejía al intentar someter a su hija a un extraño rito con fines desconocidos; que yo más bien llamaría boda.

Lugh era el más... el más... no sé como llamarlo... él era un niño rico que huyó de su casa, se dedicó al alcohol, al opio y a enamorar damas con fines de lucro. Era el más joven y el más apuesto de los 5. Aunque serlo no significara un gran reto, también era el más educado (aunque eso tampoco lo fuera). A sus escasos años debía más dinero del cual alguna vez imaginé junto. Robó princesas de los castillos austros y estafó a los más grandes economistas del siglo sin siquiera esforzarse. Fue atrapado dormido en un hotel de paso y condenado a no-se-cuantos años.

Y Fal; casi nunca hablaba, medía casi la mitad de Nuadu y pesaba lo que las barbas de Daghda. Era un navegante soñador, incrédulo e inocente, frágil y demasiado valiente, valentía que se podía confundir con estupidez. Fue timado por unos maleantes que le prometieron el navío más grande del golfo a cambio de una minúscula cantidad de monedas; y en efecto, se lo entregaron. Solo que sin especificar que era el navío favorito de las fuerzas armadas y que llevaba más de mes y medio extraviado. Además de eso, Fal era médico de hierbas y se dice tenía poderes Elementales. La mitad de eso hubiera sido suficiente para encerrarlo para el resto de su vida, la brujería estaba muy mal vista por el gobierno. A veces, sentía lástima por él.

Juntos sobreviviríamos y planearíamos durante el tiempo ya mencionado un plan de venganza específico para cada uno de nuestros casos. Así Nuadu, Daghda, Lugh, Fal & yo, Athruithe (que significa cambiante) demostraríamos que "La Prisión Definitiva" no lo era del todo.
VI

Cuando vives en las calles y a expensas de la caridad de los demás aprendes muchas cosas, cosas que no te enseñan en ningun colegio. Aprendes que la gente es mala, que debes de ver por ti mismo, que no hay que confiar en nadie por sus palabras si no por sus actos y que la única forma de obtener algo, es peleando. Pero lo más importante con lo que debes de aprender a vivir es que el destino no existe, o por lo menos no en las calles. 

Lo que debes de repetirte todas las noches: hoy sobreviví, espero que mañana también...

¿No me crees? Yo tampoco lo creía, hasta que un día me encontré embelesado con la vida, durmiendo con la luna, inhalando sueños, exhalando fantasías, cegado por la belleza, viviendo la filosofía-de-mis-emociones, enamorado de esos ojos negros que destellan luz, luz neón, luz neón que alimenta mi esperanza. Y días después; mal comido (lo cuál no quiere decir que en algun momento haya estado bien alimentado), encarcelado como una bestia, aislado con estos psicópatas...
Y aunque realmente me desagradaba bastante la idea de estar ahí; tengo que aceptar que, después de 6 años 11 meses y 3 días terminaría aceptando este lugar como mi hogar y a esos sucios bastardos, como mis hermanos.

Quizá pueda decir que fui contagiado o que fui victima de una violenta domesticación. O quizá sea que ahí la gente se rige por sus propias emociones, por sus intintos, no hay máscaras, no hay mentiras.

Existían 3 reglas básicas en ese sucio calabozo. Había más cosas que NO podías hacer de las que se te permitían; pero si podías con estas tres, todo te resultaria un poco más fácil:

1. El coraje te trajo aquí; es lo único que te queda, así que defiéndelo.

2.Busca a alguien por quien esto valga la pena, si lo encuentras el final será más feliz.


Y por ultimo:

3. Jamás traiciones.

sábado, 20 de marzo de 2010

V

No tengo nada más que decir sobre ese día; la tormenta paró, una despejada noche nos arropó con su manto, nuestros corazones se fundieron en uno solo, sus caricias tatuaron mi piel de por vida, sus ojos me atraparon y su risa hizo de las suyas (léase III).

Unas horas después; el prometido impuesto por sus padres encontró nuestro escondite...
Rompió 17 de mis huesos, despostilló 2 de mis muelas, tiñó sus botas con mi sangre y me dejó una peculiar marca en mi espalda con un acero al rojo vivo; que según él, serviría para que jamás volviera a atreverme a siquiera mencionar el nombre de su futura esposa; el cual, irónicamente era lo único que tenia en la mente. Los siguientes 4 días y medio los pase en una sucia y mohosa habitación repitiendo el castigo asignado a mi supuesta falla a mano de sus hombres. En esas 108 horas logré robar del piso poco menos de media hogaza de pan y un sorbo de vino de frutas amargo. Pero aquellos 3 hombres que me doblaban el peso, de calva insipiente y ladrillos por puños se ofrecieron a ayudarme a lidiar con el hambre justo como su patrón les había puntualizado: "provoquen en él tanto dolor como les sea posible; hasta que le sea imposible a su cuerpo digerir". Resuelto el problema del hambre; yo, más bien, era una distracción para los empleados. Después de esos dias fui tirado en el primer muelle en el que paramos, acusado de vandalismo y piratería, además de otros ilícitos leves como haber robado al chef; entre otros (también ciertos), y encarcelado inmediatamente sin la capacidad de defenderme.

Después me enteraría que mi nuevo peor enemigo era hijo del Gobernador y Secretario de Justicia en la ciudad y que inconscientemente yo había sido el primer "marcado" nombre que les darían de ahí en adelante a todo criminal marcado con el distintivo acero que llevaba en mi espalda.

Ahí empezaría una de las etapas más largas de mi vida. Encarcelado. Sediento de venganza en contra de mi agresor. Desesperado. Buscando una manera de volverla a ver.