lunes, 18 de octubre de 2010

VIII

No me gusta recordar esta parte de la historia… 
Sufrí, sufrí como muchos lo han sufrido y como pocos han sobrevivido. Pase hambre, abusaron de mi y experimente todas las enfermedades humanas existentes y estoy casi seguro de que al menos dos no-humanas también. Padecí por todo ese tiempo insomnio causado por todos esos encantadores e hipotéticos escenarios creados por mi desesperada imaginación en los que salía y te salvaba de ese desgraciado, las canciones incompletas en las que me venias a buscar, los sonetos descompuestos en los que llegábamos juntos a la eternidad y los deseos frustrados de tenerte una vez más en mis brazos; cabe recalcar que yo era soñador por vocación y que hacer eso era lo que me mantenía con vida, fue así como viví, no, perdón, sobreviví. Pasaba tanto tiempo haciéndolo y lamentándome por ser y existir que jamás me interese en buscar una solución y tomando en cuenta que esperar no era una solución solo restaba enfocarnos en lograr nuestro principal objetivo; encontrar la debilidad de este lugar. Cosa que jamás sucedió puesto que al llamarla "Definitiva" no mentían y fue cuando gracias a aquellos 4 rufianes me di cuenta que si me consideraban un malhechor, como un malhechor me comportaría; quizás una de las peores decisiones de mi vida pero lo logre. Una torre de 19 pisos, cada uno formado por 8 celdas de 5x5 y custodiados por 20 guardias. Nosotros estábamos en el décimo-séptimo en el que sólo había un celda y los cuartos de castigo de los que eramos clientes frecuentes. Piedra solida, sin ventanas y una sola puerta que estaba tan protegida que tenía candados en los candados. Tardamos mucho tiempo pero lo logramos, combinando las habilidades elementales de Fal, la fuerza bruta de Nuadu, las artes delictivas de Lugh, mi rabia (y… pues a decir verdad Daghda no tenia nada servible pero era parte del equipo.) culminamos un décimo día del 4to periodo (perdón si no puedo especificar una fecha exacta pero la verdad es que después del segundo año perdí varias nociones). Fue duro, lo tengo que admitir, peleamos como bestias, matamos inocente tras inocente, personas que solo cumplían con su trabajo, hombres con esposas y seguramente hijos también, sus rostros llenos de sangre buscando piedad visitarían cada una de mis noches de ahora en adelante, sus almas atormentarían mis días, trescientos-ochenta guardias perdieron la vida a manos de 5 animales enloquecidos sedientos de venganza, 5 animales enloquecidos buscando alcanzar su libertad. 
Una vez fuera, sufrimos más que adentro, pasamos un par de años más escondidos en las montañas, el peor clima, la peor comida, la peor cama y el peor lugar para hacer mis necesidades que jamás imaginé. Después de eso y con los ánimos, las ansias y los corazones más calmados, cada quien emprendería su propia búsqueda por caminos distintos que eventualmente nos llevaría a la plenitud; al menos a la mayoría.

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